Fátima Mulero ha inventado una mascota virtual que favorece
el desarrollo de personas con necesidades educativas especiales
Nació a mediados de la década de los 90 y revolucionó los
hogares de medio mundo. Un nuevo inquilino al que dar de comer, dormir e
incluso mimar se instaló en las casas. Llegó en blanco y negro, con una
pantalla pixelada, en forma de huevo, y con sólo tres o cuatro botones. Con
esas características logró que muchos estuvieran constantemente pendientes de
sus bolsillos para cuidar a un demandante animal y evitar que se muriera. Tanto
es así que el ‘tamagotchi’, la mascota virtual por excelencia creada por la japonesa
Aki Maita y comercializada por Bandai, vendió 80 millones de unidades.
Éste llegó en una época donde los móviles pesaban casi tanto
como las tabletas. Sin embargo, por primera vez muchos niños tuvieron en sus
manos un dispositivo portátil que contenía vida. De hecho, pudieron manipular
incluso el destino de su ‘amigo’ con un aparato que generó consecuencias
positivas (los niños empezaban a tener una responsabilidad) y negativas (la
depresión por no cumplir las necesidades del ‘muñeco’).
Hoy, 17 años después, ya puede decirse que el ‘tamagotchi’
forma parte de la historia de las mascotas virtuales y que ha servido de
inspiración para crear aplicaciones, ahora mucho más avanzadas, y con un fin
social y educativo. Es el caso de Tinepet, una aplicación para IOS (el sistema
operativo de Apple con el que funcionan los iPhone y los iPad) que pretende
convertirse en un tratamiento innovador para usuarios que padecen autismo, que
sufren déficit de atención con hiperactividad (TDAH), o que tienen un trastorno
generalizado del desarrollo.
En este invento, una mascota virtual trata de captar y
mantener la atención de sus ‘dueños’ proporcionando órdenes sencillas. El
principal objetivo de esta aplicación, diseñada para móviles y tabletas, es que
se adquieran patrones de conducta. Además, permite trabajar la secuenciación de
tareas sencillas, la focalización de la atención y el entrenamiento de la
memoria a corto plazo para mejorar la calidad de vida, el aprendizaje y el
desarrollo evolutivo de los niños.
Fátima ha participado con este proyecto en el Club
Universitario de Innovación de la Universidad Pontificia de Salamanca del curso
2012-2013, una iniciativa en la que se presentan cada año numerosos proyectos
relacionados con el mundo de las nuevas tecnologías.
El suyo fue elegido entre más de medio de centenar de
propuestas y ya está sonando en diferentes puntos de la geografía española. «Me
han escrito familias que tienen hijos con autismo, otras con familiares que
padecen TDAH. También se han puesto en contacto conmigo psicólogas de varias
asociaciones. He recibido muchos correos electrónicos de gente del País Vasco y
de Castilla y León. En total, 64. En la mayoría me preguntaban dudas y sobre
todo querían saber cuándo va a estar disponible la aplicación o incluso si va a
presentarse con algún manual de instrucciones», cuenta Fátima.
Seis meses de trabajo
La Universidad Pontificia de Salamanca y la Junta de
Castilla y León publicó en 2012 la convocatoria de proyectos de base
tecnológica y de orientación social, una iniciativa a la que se presentó
Fátima. Una vez que le concedieron la ayuda de 600 euros para hacer realidad su
idea, se puso manos a la obra. Durante seis meses ha trabajado en una
aplicación que en agosto estará disponible en IOS. «Primero la ofreceré de
manera gratuita y luego introduciré mejoras a partir de las críticas y consejos
que reciba por parte de los usuarios. Además, también pretendo que esté
disponible en el sistema operativo Android», detalla la joven, que asegura que
para alcanzar estos resultados se ha documentado y ha realizado estudios de
mercado. «He hablado con nueve asociaciones y más de 30 familias con hijos que
padecen este tipo de enfermedades», afirma.
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